Aprendizaje

Entendemos por aprendizaje a aquellas modificaciones duraderas de ciertas pautas de comportamiento, que ocurren como resultado de la adaptación a los cambios en el medio externo e interno. 

Todos aquellos mecanismos que se encuentren involucrados en la modificación de conductas preexistentes o en la adquisición de nuevas conductas, pueden considerarse como mecanismos de aprendizaje. También se puede definir al aprendizaje como el primer contacto con una información novedosa y el primer paso en la formación de una memoria. 

No siempre resulta sencillo establecer una discriminación clara entre aprendizaje y memoria. Se ha propuesto la existencia de mecanismos a nivel celular y molecular, particularmente a nivel de las sinapsis, que actuarían como soporte morfológico y fisiológico de los procesos de aprendizaje y formación de memorias (Teoría Sináptica de la Memoria). 

Aprendizaje No asociativo

Es un tipo de aprendizaje en el que se produce un cambio en la conducta como resultado de la exposición a un único estímulo. Por ejemplo cuando el individuo es expuesto a un estímulo en forma repetida o continuada, se produce un cambio en su respuesta comportamental hacia ese estímulo. A diferencia del aprendizaje asociativo, en el cual se asocian dos o más estímulos, en el aprendizaje no asociativo la modificación de la conducta del individuo se produce por la mera presencia del estímulo único, sin que éste se asocie a ningún otro.

Aprendizaje No asociativo – Habituación

Es el tipo de aprendizaje más elemental y sencillo. Se expresa comportamentalmente como una disminución en la probabilidad de presentación de una respuesta (o bien una disminución en la intensidad de la respuesta) ante la presentación de un estímulo moderado que no genera ninguna consecuencia evidente para el individuo (ni positiva ni negativa). La disminución de la respuesta establecida o expresada previamente, se produce por la presentación reiterada del mismo estímulo -o de uno similar-, y no se debe a una adaptación del receptor sensorial (saturación o fatiga) ni a una lesión del mismo.

La habituación es un mecanismo fundamental en la adaptación de un organismo a su ambiente, ya que todo organismo se encuentra expuesto a una multitud de estímulos. Desde este punto de vista, contribuiría a organizar las respuestas comportamentales ante la multiplicidad de estímulos existentes en el ambiente, sobre todo frente a aquellos estímulos que resulten irrelevantes. Por ejemplo: dejar de ladrarle a la aspiradora. 

Aprendizaje No asociativo – Sensibilización

Es un proceso «contrario» a la habituación. Se produce un aumento en la probabilidad o intensidad de respuesta a un estímulo debido a la presentación del mismo o de otro estímulo similar. El estímulo sensibilizante es, en general, desagradable, aversivo o nocivo, o bien es percibido por el individuo como un estímulo potencialmente peligroso. Se considera un aprendizaje no asociativo porque no resulta de la asociación específica entre dos estímulos particulares, ya que un estímulo sensibilizante modifica la respuesta a una amplia variedad de estímulos relacionados. Por ello, la sensibilización es inespecífica, ya que el animal no queda sensibilizado solamente al estímulo específico, sino a muchos otros semejantes o relacionados, lo que implica una disminución inespecífica del umbral de respuesta. Por ejemplo: manifestar conductas de miedo ante la cercanía al consultorio veterinario o peluquería canina (si le ha ocurrido al perro algo desagradable allí en el pasado).

Aprendizaje Asociativo

Es el tipo de aprendizaje que involucra el establecimiento de una relación (asociación) entre estímulos; es el que se supone que le permite al animal «anticipar» las consecuencias del propio comportamiento. Por ejemplo, los aprendizajes por condicionamiento son aprendizajes asociativos.

Aprendizaje Asociativo – Condicionamiento clásico o Pavloviano

Es un tipo de aprendizaje que consiste en la presentación de un estímulo condicionante (EC) neutro o indiferente para el sujeto, que es apareado temporalmente con otro no condicionante (NC), que normalmente desencadena una respuesta de tipo motor. Luego de una serie de repeticiones o refuerzos, el EC logra evocar por sí solo la respuesta motora, sin necesidad de que sea presentado el NC. El ejemplo fundacional de este tipo de condicionamiento es el experimento de Pavlov que utiliza el reflejo de salivación del perro, producido por la presencia de una sustancia comestible (NC) dentro de su boca, el cual es apareado temporo-espacialmente con el sonido de una campana (EC). Al cabo de varias repeticiones, el perro produce el reflejo de salivación ante la audición del sonido de la campana, aún cuando no hay comida de por medio. Este tipo de aprendizaje puede reforzarse, extinguirse o modificarse (características propias de la memoria, presentadas más adelante). En el condicionamiento clásico el organismo aprende que los eventos del entorno anticipan la ocurrencia de un estímulo. El condicionamiento clásico puede ser considerado una consecuencia automática y primitiva de ciertas asociaciones.

Aprendizaje Asociativo – Condicionamiento instrumental u operante

Es un tipo de aprendizaje en el que el estímulo incondicionado (denominado refuerzo) se administra inmediatamente después de la respuesta. No hay contingencia independiente de la voluntad del animal, sino que ésta es producto de la actividad del animal que «aprende la consecuencia de sus actos». El individuo debe realizar una determinada acción para obtener una recompensa o evitar un estímulo desagradable. Un ejemplo famoso de este tipo de condicionamiento es la caja de Skinner, en la que el animal aprende a obtener una recompensa presionando una tecla. Skinner y posteriormente Lorenz, reconocieron una forma «básica» en la cual «la necesidad de satisfacer un requerimiento interno o motivación propia» (hambre, miedo, sed, agresividad, libido) generaba una «pulsión» (trieb). Esto lleva al individuo a iniciar una conducta exploratoria o de búsqueda, evidenciada por una actividad locomotora exacerbada, apareciendo una sucesión de pautas motoras incondicionadas (por ej., exploración oral, escarbar, rascar, oler, empujar con el hocico), hasta encontrar un estímulo adecuado (alimento) que permita satisfacer la necesidad previamente existente (búsqueda de alimento). En una segunda forma de condicionamiento operante, se presenta un estímulo externo desagradable, que puede ser evitado con determinada pauta motora (evitación activa). En otros casos, el individuo puede evitar el estímulo desagradable si deja de realizar una pauta de conducta propia (evitación pasiva).

En el condicionamiento instrumental, el individuo aprende cuál de sus acciones produce o evita la ocurrencia del refuerzo, siendo más complejo que el condicionamiento clásico y permitiendo al individuo «sacar conclusiones de sus actos». 

Aprendizaje Asociativo – Condicionamiento instrumental por recompensa (o reforzamiento positivo)

Es un tipo de aprendizaje en el que un refuerzo apetitivo aumenta la probabilidad o intensidad de los comportamientos con los cuales es contingente. La recompensa busca incrementar o mantener una conducta deseada. Por ejemplo: aprender a sentarse con la orden verbal, cuando ésta se presenta junto con la oferta de un bocado apetitoso.

Aprendizaje Asociativo – Condicionamiento instrumental por reforzamiento negativo

Es un tipo de aprendizaje en el que se administra un refuerzo aversivo en ausencia de una cierta respuesta, pero es omitido o demorado cuando se manifiesta esa respuesta. Por ejemplo: aprender a sentarse para evitar el ahorcamiento con «collar de ahorque».

Aprendizaje Asociativo – Condicionamiento instrumental aversivo (o por castigo)

Es un tipo de aprendizaje en el que un estímulo aversivo o desagradable, disminuye la probabilidad o intensidad del comportamiento con el que es contingente. Con el castigo se busca que una conducta no deseada se reduzca o incluso desaparezca. Por ejemplo: dejar de ladrar ante el regaño verbal del propietario. 

Aprendizaje Asociativo – Condicionamiento instrumental por extinción

Es un tipo de aprendizaje que consiste en la omisión del reforzador después de haberse presentado la conducta que se desea disminuir o eliminar. Por ejemplo: ignorar las conductas de llamado de atención (ladrido excesivo).

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